La Osteopatía es un método de trabajo holístico que busca la autorregulación y un buen funcionamiento del organismo. Se debe buscar cual es la disfunción que está alterando la integridad de las estructuras y dificultando la funcionalidad de todo el sistema.
Para ello se trabaja con diferentes ramas: la estructural, visceral y craneal. Siempre buscando liberar la o las estructuras en disfunción para recuperar la capacidad de auto-regulación y reequilibrio.
Así pues, el osteópata trata de ayudar al organismo, a recuperar esa capacidad de restaurar la salud que ya tiene de manera innata y que ha perdido por diversas situaciones o experiencias de la vida.
La Osteopatía funciona, por tanto, respetando y facilitando la autorregulación del organismo y no tanto en hacerlo dependiente de soluciones puramente externas o pasivas, como es la utilización, a veces excesiva, de medicamentos. La osteopatía, de manera holística, promueve y recupera la homeostasis y equilibrio mecánico del conjunto de los tejidos corporales musculo-esqueléticos, nerviosos, viscerales, circulatorios, etc. y lo hace con la aplicación de técnicas manuales dirigidas a los tejidos en disfunción.
La osteopatía estructural se centra en valorar y re-equilibrar trastornos musculo-esqueléticos. Esta disciplina se basa en la idea de que el cuerpo humano es una unidad integrada y que cualquier desequilibrio en la estructura del cuerpo puede tener un impacto en la salud y el bienestar en general. Se utilizan técnicas manuales para evaluar y tratar problemas relacionados con los huesos, músculos, articulaciones y tejidos conectivos. Técnicas adaptadas a cada disfunción, a cada tejido y a cada paciente. Durante la sesión de tratamiento se realiza un continuo análisis sobre qué técnica aplicar.
Se utilizan una variedad de técnicas como: el ajuste osteopático, la movilización articular, la liberación miofascial y otras manipulaciones físicas para corregir problemas musculo-esqueléticos y restaurar el equilibrio en el cuerpo.
Orientada a actuar sobre los tejidos que participan en las funciones de las vísceras, las membranas fibrosas en relación, los músculos, los diferentes planos de deslizamiento entre los órganos, los vasos sanguíneos y los nervios. Todos los tejidos que aseguran el funcionamiento orgánico deben estar libres en su paso anatómico, lo cual no siempre ocurre y puede ser debido a adherencias, tracciones miofasciales que dificultan la normal movilidad de las vísceras. Las técnicas manuales viscerales ayudan a liberar interrupciones en el flujo de movilidad, lo que ofrece al organismo una base funcional más útil, productiva y saludable.
Es una rama específica de la osteopatía que se enfoca en afecciones relacionadas con los órganos internos y sus conexiones con el sistema musculoesquelético. A través de técnicas manuales, se busca mejorar la movilidad y función de los órganos internos, así como abordar problemas de salud asociados.
Algunas de las afecciones que se pueden armonizar con la osteopatía visceral incluyen:
Actuan mediante técnicas manuales liberando y facilitando la micromovilidad del cráneo y el conjunto de la relación cráneo-sacra a través de las membranas meníngeas y el papel del líquido cefalorraquídeo. Algunas consecuencias de alteraciones posturales, traumatismos, desequilibrios musculares, etc., pueden afectar a nervios craneales, arterias, glándulas y otros tejidos a su paso por orificios craneales o en el interior mismo, lo que puede provocar neuralgias, dificultades de visión, audición, alteraciones de algunas funciones glandulares, vértigos, migrañas, e incluso a través del sistema nervioso vegetativo, trastornos digestivos, respiratorios, vasculares, etc.
Lo que hace que esta terapia sea única es la idea de un ritmo craneosacral, que es una sutileza rítmica en el flujo del líquido cefalorraquídeo que rodea el cerebro y la médula espinal. Se considera que este ritmo es un indicador de la salud y el equilibrio del sistema nervioso central.
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